Wednesday, October 18, 2006

Saturday Night Lights

Sábados por la noche, esperando el fin de semana para poder reventar en el baile.

Mi mamá organizaba bailes mexicanas. Los Humildes, Los Diablos, Mike Laure. Me acuerdo de todos. Todos pasaron por nuestra sala. Y detrás de ellos estaba el grupo que todos querían ver. El grupo con quien todos querían bailar un sábado por la tarde después de una semana larga de trabajo en los files. Una semana larga protegiéndose del sol, de los moscos y de la migra (que podrían ser la misma cosa).

Sábados por la noche, esperando bailar con ese grupo que siempre se esperaba ver por esos lares; esperando el grupo que nunca llegó, Los Bukis.

Odiaba esa música.

A los quince años ya estaba metido en la onda del new wave, la música de cumbia, la música norteña, la música tropical; no lo quería. Pero allí estaba, los sábados por la noche: en el baile. Años después salía con amigos a los bares mexicanos en San Jose y Redwood City para bailar a esa música y recordar un poco de esas noches cuando salía al estacionamiento para sentarme en algún lowrider estilo northern California —los batos de allá eran como un especie de Cholo light— para escuchar oldies o alguna otra rola.

Cuando entré a la universidad y me volví locutor de radio en una estación punk, mi mamá se volvió locutora en un programa de música mexicana en otra estación. Allí estábamos otra vez, sábados por la noche.

Después empecé un programa de rock en español en la estación donde trabajaba mi mamá. El público: una bola de pissed off norteños que querían escuchar Chente (Vicente Fernández).

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